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Fotografía

“Calma Chicha”: el fotolibro de Mario González

por Claudia Araya

Informático de profesión y fotógrafo por vocación, el talquino Mario González Vallejos ha trazado un camino personal y sensible en torno a la imagen y el territorio. Su formación comenzó en talleres impartidos por Lorena Arán y se expandió con estudios en fotografía documental en la Universidad de Buenos Aires. Desde entonces, ha participado activamente en el ecosistema visual del Maule: colaboró con la revista Oye al Migrante, fue parte del fotozine Correlativo, ha integrado tres ediciones del Festival de Fotografía Valija de Luz, y ha mostrado su trabajo en exposiciones como Memoria y Ruina / Derivas en el paisaje cultural del Maule, organizada por Fundación Trueno.

Su última publicación, el fotolibro Calma Chicha —editado por Milko Carreño y publicado por Editorial La Visita con financiamiento del Fondart 2024— se presentó en abril de este año. Esta obra se instala en una doble dimensión: por un lado, como referencia a una condición meteorológica que alude a la quietud total en la navegación; por otro, como metáfora de una inmovilidad emocional y territorial que observa con atención y revela una atmósfera cargada de humor negro, melancolía y memoria.

“El paisaje es también mirada que se posa en las cosas que definen el entorno”, señala el autor. Desde esa perspectiva, su trabajo fotográfico captura los bordes simbólicos y geográficos del lugar que habita y recorre. En sus imágenes se encuentran signos de transformación, restos de una modernidad desbordada, objetos suspendidos en el tiempo que adquieren densidad narrativa.

 Calma Chicha es también una arquitectura imaginaria construida con colores intensos y atmósferas detenidas. Una suerte de parque fantasma, evocador de la infancia y la memoria, donde las imágenes convocan a la reflexión y proponen otras formas de mirar lo cotidiano. “Las imágenes contenidas en Calma Chicha son evidencia de las relaciones que establecemos con el territorio; nos muestran la cotidianidad de las contradicciones que nos cruzan, social y culturalmente, en el uso que hacemos de él”, explica.

Desde lo contemplativo a lo crítico, su trabajo ofrece un registro visual que permite pensar el paisaje como construcción cultural. La fotografía, en este caso, es una herramienta para mirar —y remirar— los espacios que habitamos, con sus fisuras, ausencias y poéticas.

El fotolibro  “Calma Chicha” de Mario González está a la venta y se puede solicitar por dm a @megv1972 o a @edicioneslavisita por instagram.