Karem Morales, es una gestora cultural de Molina. Sus investigaciones y su trabajo, le han permitido tener un lugar en el 6º Encuentro nacional de gestión cultural de la Universidad del Claustro, México.
Sus inicios en esta disciplina están ligados a su participación de la “Mesa fotográfica de la Región del Maule”, en el año 2012. Una agrupación de fotógrafos que realizaban talleres y exposiciones mediante la autogestión, y que participaban en importantes festivales nacionales de fotografía. Durante sus tres años aquí, adquirió sus nociones iniciales sobre cómo gestionar recursos, tiempo y acciones.
En 2014, realizó un diplomado en la Universidad de Chile, en 2015 un magíster en la Universidad de Playa Ancha, y actualmente cursa el doctorado “En gestión de la cultura”, de la Universidad de Guadalajara (UDG). Estos logros académicos, sumado a su rol como docente, su experiencia profesional en instituciones públicas y sus investigaciones, le llevaron a ser parte de las ponencias organizadas por la Red de Universidades de Gestión Cultural, en la Universidad del Claustro, el próximo 16 de octubre.
¿En qué consistirá tu ponencia en México?
A la Red de Universidades de Gestión cultural de México, voy a exponer un fragmento de lo que ya llevo de investigación. Los temas que abordaré son las políticas culturales y desafíos actuales en la era digital… A este lugar llegarán un montón de personas de Latinoamérica a dar sus ponencias. Desde Chile, expondrá también otra investigadora, que hablará sobre los niños y las políticas culturales.
Podrías hablarme más sobre tu investigación…
Primero que todo, esta investigación está dentro del doctorado que estoy realizando en la UDG, y trata sobre el rol que tiene el estado en la producción artística de Chile y México. Para desarrollarla, tuve que buscar antecedentes históricos, desde el año 10.000 a.C, hasta el 1990. En donde descubrí, por ejemplo, que uno de los primeros atisbos del rol del estado en la producción artística, es la llegada de un jesuita en el 1700. También, que acá en Chile, en el año 1900 había un premio, llamado el “Premio Europa”, que se daba a solo tres artistas a nivel nacional.
¿Qué significa para ti, como maulina, tener este tipo de logros?
Estoy muy feliz de estar desarrollando este tipo de proyectos, pero lo que aún más feliz me hace, es que puedo compartir las herramientas que adquiero con otras personas. Ver, por ejemplo, que mis estudiantes del 2023 me llamen, y me digan “profe, nos ganamos el Fondart”, me pone muy contenta, porque son proyectos que generan impactos en su entorno, que potencian comunidades, que mejoran la situación de vida de las personas. (…) Que yo sea de Molina también es importante, y lograr el desarrollo que logré en la Región del Maule, específicamente en Talca, en la Mesa Fotográfica, es algo que me alegra mucho.
Ser gestor cultural puede ser un concepto amplio, incluso se pueden desconocer sus límites, desde tu experiencia, ¿cómo definirías la gestión cultural?
Para mí, es una forma de trabajo multidisciplinario. Ahora, como en la medicina, cada persona selecciona su especialidad. La mía, son las políticas culturas que tienen que ver con el financiamiento del arte y la cultura. Mi investigación del magíster, por ejemplo, fue: “fuentes de financiamiento para la diversificación de proyectos relacionados al arte y la cultura en Chile”.
¿Qué valor le otorga la academia a esta disciplina?
La gestión cultural es un trabajo que se puede realizar a través de la práctica, la gran diferencia con la formación académica es que tú puedes tomar herramientas que son teóricas y que te pueden ayudar a cumplir mejor los objetivos.
Y agrega, “Al principio la gestión cultural es muy de acción, muy de ejecutar una propuesta, pero en la medida que te interiorizas en el tema, vas descubriendo que hay otros aspectos que requieren una mayor profundidad, como las políticas culturales y las políticas públicas”.
¿Qué desafíos enfrenta un gestor cultural en Chile?
Como esta disciplina no está tan definida para todos, eso podría generar confusión en el ámbito, y un gestor cultural podría no saber asignar un valor a su trabajo. Muchas veces, el gestor, estás detrás bambalinas, siendo productor, coordinador, administrador, siempre en acción. La idea es que sea capaz de mostrar su trabajo y que valoren la forma en que administra sus recursos.