Oficios Maulinos

Alejandro Rebolledo, luthier maulino: “La cantidad de jóvenes que quieren incursionar en este oficio es muy prometedora”

por Mauricio Cordero

Alejandro Rebolledo, fundador del taller “Luthería Maulina” en Talca, ha dedicado gran parte de su vida al arte de la luthería, fusionando su amor por la madera con la música. Nacido y criado en Tutuquén, una pequeña localidad rural, Rebolledo creció en el seno de una familia campesina, rodeado por el trabajo artesanal de su padre, quien era forjador y artesano.

Su conexión con la música comenzó en 2005, cuando ingresó a la Orquesta Infantil Juvenil de la Municipalidad de Curicó como violista. Más tarde, en 2013, decidió incursionar en la luthería de la mano de Abraham Morales, maestro luthier que lo guió en sus primeros pasos. Desde entonces, Rebolledo ha perfeccionado su oficio, destacando por su compromiso con la construcción y mantenimiento de instrumentos para orquestas y músicos de distintos géneros. Pero su verdadero legado reside en la preservación de instrumentos tradicionales casi extintos, como el rabel maulino y el guitarrón chileno, que han encontrado un nuevo hogar en su taller.

“La importancia de estos instrumentos es fundamental al momento de crear una identidad nacional y musical”, afirma Alejandro. Hoy, su taller es un espacio donde conviven tradición y modernidad, prestando servicio tanto a músicos populares como a orquestas infantiles y juveniles de la región.

A lo largo de esta conversación, Alejandro Rebolledo nos comparte detalles sobre su oficio, su conexión con la música y la artesanía, y cómo ha logrado rescatar la identidad maulina a través de sus instrumentos. En la entrevista, profundizamos en su recorrido, sus proyectos actuales en el taller “Luthería Maulina” y su visión sobre el presente y futuro de la luthería en Chile.

-Tus primeros pasos en la luthería parecen estar vinculados tanto a tu entorno familiar como a tus estudios musicales. ¿Cómo crees que tu crianza en Tutuquén y tu conexión con la música han influido en tu desarrollo como luthier? 

-Creo que ha sido fundamental para la persona que hoy en día soy, el ser hijo de padres de campo, en una zona rural, en la que no tenía acceso con tanta facilidad a entretenciones o a internet, creo que como niño me enfocó en otras cosas. El hecho de ver a mi papá cuando pequeño, usar su fragua para crear maquinarias agrícolas, a veces incluso a partir de material de descarte y que funcionasen mejor que algo de fabrica, me dio esa certeza de que todo es posible y que a veces solo falta algo de ingenio para concretar las cosas. A pesar de mi origen y la nula relación familiar con la música, esta se me presentó casi por acto de magia. Mi curiosidad principalmente me llevó a ella y mis ganas de saber cómo funcionan las cosas me hicieron desarmar mi primer instrumento

-La transición de músico a luthier no es algo muy común. ¿Qué te llevó a dar este paso y en qué momento sentiste que querías dedicarte a construir y reparar instrumentos? 

-Todo comenzó mientras estaba en el colegio, la necesidad de luthier para mi instrumento, la viola y la no existencia de un luthier cerca donde yo vivía, me llevó a experimentar por mi cuenta en el ajuste de mi instrumento. Mi profesor de ese entonces me incentivo a que siguiera aprendiendo, en vista del resultado que tuve sin tener entrenamiento “profesional”, lo cual logre llevar a cabo al momento de ingresar a la universidad gracias a un curso de lutheria inicial en la Fundación de orquestas.

La verdad este paso se dio en simultáneo con mis estudios de viola en la universidad y puedo decir que los conocimientos musicales me aportaron inmensamente a mi desarrollo como luthier. Podría decir que una cosa llevó a la otra. El paso decisivo que me llevó a dedicarme a tiempo completo, lo di en medio de la pandemia, gracias a que todos los proyectos culturales se vieron forzosamente frenados, entre ellos los proyectos de orquesta en los que yo impartía clases de viola. La intención de dedicarme a la lutheria de lleno siempre estuvo y gracias a estos sucesos lo pude concretar.

-Mencionas que trabajas en instrumentos de cuerda frotada y también en piezas más tradicionales como el rabel maulino y el guitarrón chileno. ¿Qué te atrajo de la luthería tradicional chilena y qué importancia crees que tienen estos instrumentos en la preservación del patrimonio musical de la región? 

-Parte del gusto por lo tradicional se lo debo a una experiencia que tuve estando en la universidad. Junto a algunos compañeros de carrera, se nos dio la oportunidad de participar musicalmente en PALOMAR en algunos montajes, grabar en estudio y conocer a los maestros Margot Loyola y Osvaldo Cádiz. Fue una experiencia muy enriquecedora en lo musical, ya que la mayor parte del tiempo que dediqué a la música previo a la experiencia, lo hice con la viola y en el contexto de la música docta orquestal, por lo que, descubrir todo el simbolismo detrás del guitarrón chileno, el canto a lo poeta y divino, el sonido del rabel y principalmente el que existiese una variación “maulina” de este instrumento, terminó por dar el puntapié inicial a la investigación y construcción de instrumentos tradicionales. Hoy en día, creo que la importancia de estos instrumentos es fundamental al momento de crear una identidad nacional y musical. Hasta hace 15 años, los cultores del guitarrón chileno y sobre todo del rabel, eran contados con los dedos de las manos, en contraste con la actualidad, donde hoy cada vez hay más jóvenes interesados en aprender el instrumento, así como también músicos con estudios musicales formales aplican la técnica en favor de una enseñanza más amigable y pedagógica del instrumento.

 

 -El trabajo con las manos, especialmente en la creación de instrumentos musicales, requiere una gran precisión y paciencia. ¿Cómo describirías el proceso de creación de un instrumento desde el inicio hasta que está listo para ser tocado? 

-La creación de un instrumento requiere la máxima atención a los detalles, además de dominar diferentes conocimientos, como por ejemplo tipos de maderas, sus usos, adhesivos, herramientas, acabados, elaboración de barnices, conocimientos en acústica, etc, los cuales según sean usados, pueden variar el resultado final. El proceso de construir un instrumento es largo, ya que, en mi caso, me tomo todo el tiempo necesario en dar el mejor resultado sonoro y constructivo según lo solicitado por quien lo requiera. En primer lugar, se selecciona el modelo a construir, luego la combinación de maderas más adecuada al tipo de sonido o para el uso que se requiera. Respetar los tiempos de secado es fundamental para asegurar un buen resultado, por lo que controlar el clima además de utilizar maderas con un buen tratamiento previo de secado nos ayudan a garantizar el buen funcionamiento y la perduración de este en el tiempo. Los acabados o barnices también son un mundo, por lo que muchas veces pueden llegar a definir el tono final con el que sonará el instrumento una vez terminado. En simples palabras y manteniendo las proporciones, este procedimiento podría compararse con la complejidad de la gestación y nacimiento de un bebé.

-Tu taller, “Luthería Maulina”, presta servicios tanto a músicos de orquestas juveniles como a artistas populares. ¿Cómo varían tus enfoques o técnicas al trabajar con estos diferentes tipos de clientes y qué desafíos surgen al crear o mantener instrumentos para cada uno de ellos? 

-Acá en este rubro lo esencial es escuchar, por lo que, en primera instancia, busco comprender lo que quiere lograr el cliente con un instrumento a reparar o construir. Creo que la ventaja de ser profesor, músico y el haber estado en ambas veredas musicales me ha dado la ventaja de poder complementar conocimientos y tener una mirada más amplia sobre el tema. Mi foco no solamente está en construir o reparar, creo que es fundamental el educar y difundir los conocimientos de lutheria a los músicos apenas toman el instrumento por primera vez. Parte del sonido del músico radica en conocer su instrumento.

En cuanto a la creación de instrumentos, surgen una infinidad de problemas a solucionar, por lo que no es tan fácil como suena. En lo personal, lo más desafiante es poder comprender las maderas sonoramente para así ejecutar lo que exactamente quiere el cliente.

-El Rabel Maulino es un instrumento casi extinto en el que has trabajado. ¿Podrías contarnos más sobre este instrumento y qué te motiva a mantener viva la construcción de piezas como esta? 

-El Rabel Maulino es un instrumento que se gestó en Chile gracias a las misiones católicas, con el fin de evangelizar a la poblacion indigena. Es un instrumento de cuerdas frotadas, por lo que requiere de un arco para que sus cuerdas suenen, al igual que un violín. Existe un debate al respecto de su verdadero origen en Chile, incluso muchos confunden el violín chilote con el rabel (instrumento utilizado para los mismos fines, pero exclusivo de su zona). Aunque no existe un consenso al respecto, muchos investigadores coinciden y ubican al rabel en las cercanías del Maule. La principal motivación al momento de mantener vivo el rabel, es mantener viva la tradición de mi región, afortunadamente hoy muchos jóvenes han elegido ejecutar el instrumento, lo cual me ha permitido construir las más variadas réplicas de la tradición, desde rabeles coloniales, rabeles de calabaza, e incluso modelos propios con algunas innovaciones.

-En los últimos años, la revalorización de oficios tradicionales y artesanales ha crecido. ¿Cómo ves el futuro de la luthería en Chile, y qué papel crees que juega en la música contemporánea del país? 

-La verdad, en este preciso momento la luthería en Chile promete y sorprende mucho. Desde que comencé en este oficio a la actualidad, la cantidad de jóvenes que han querido incursionar en este oficio es muy prometedora. Además, como país, tenemos una riqueza enorme en cuanto a maderas. Y que hoy en día se estén incorporando en contextos tan sesgados como en instrumentos doctos, ya dicta un precedente en el ámbito de innovacion e investigacion. Hoy, gracias al uso de las tecnologías existe un universo casi inagotable de información, desde textos históricos a innovaciones hechas día a día por otros colegas alrededor del mundo. A pesar de eso, siento que el apoyo por parte de entes estatales y su difusión no ha sido suficiente.

La luthería siempre ha estado ligada a las tendencias musicales. Por eso, creo que los nuevos luthiers son inevitablemente parte fundamental del futuro musical y sonoro del país.

-Además de la construcción y reparación de instrumentos, ¿has pensado en incorporar nuevas tecnologías o métodos a tu taller que podrían mejorar o transformar el oficio de la luthería? 

-Esta problemática siempre está presente en mi taller. A nivel rubro, siempre ha existido el debate en cuanto a la utilización de tecnologías y de hasta qué punto de su utilización el producto se pudiera considerar “artesanal” o de luthier. Creo que para los tiempos que hoy vivimos, el uso de tecnologías ya es prácticamente inevitable, ya sea para procesar de forma más eficiente y consciente los materiales, testear su sonido para tener parámetros exactos, etc. Hoy en día, en mi taller utilizamos diferentes softwares para agilizar el trabajo, además de diferentes máquinas y útiles construidas por nosotros mismos para fines específicos. Si bien existen maquinarias específicas para fines de lutheria, muchas veces el costo monetario de estas o la dificultad de traerlas al país, hacen muy poco viable su adquisición por lo que muchas veces optamos a su construcción en nuestro taller.

-Para quienes están interesados en aprender el oficio de la luthería, ¿qué consejo les darías y cuáles son los primeros pasos que crees que deben seguir para convertirse en buenos luthiers?

-En primer lugar, les recomiendo estudiar, leer lo máximo posible, conocer las maderas y materiales de su entorno. Algo fundamental pero no excluyente es el aprender teoría musical y ojalá dominar algún instrumento de su interés, esto les ayudará a resolver diferentes problemáticas de forma más eficiente. Finalmente, aprender lo máximo posible de otros luthiers y músicos, para así poder encontrar su enfoque y el sonido que más le haga sentido.

– ¿Cuáles son tus proyectos actualmente?

-Actualmente me encuentro realizando diferentes proyectos relacionados con el rescate patrimonial de instrumentos, específicamente el rabel y el guitarrón chileno. Reforzando lo educacional, también me encuentro realizando cursos de construcción de instrumentos tradicionales chilenos y latinoamericanos, con jóvenes estudiantes de música y profesores del área musical.


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