Revista Endémica

Artes Escénicas

Con “Historias para decir Adiós” Pat Cote se despide de los escenarios Maulinos

Por Claudia Araya

La actriz María José Rivara, fundadora de la compañía Pat’Coté llegó al Maule a fines de 2014 desde Valparaíso, después de haber residido en Francia, país donde se especializó en narración oral. Desde ese momento ha sido un gran referente de este género de las artes escénicas en nuestra región, creando espectáculos y vinculándose con espacios culturales y otros artistas. Ahora comienza una nueva etapa de vuelta al país francófono, pero antes se despide el jueves 25 de mayo a las 19: 30 horas con “Historias para decir adiós” , un concierto musical, Narración Oral y Proyecciones junto a Caro Carrera, Alan Comicheo y Francisca Burgos. El lugar elegido es el Centro de Extensión de la Universidad de Talca, espacio donde ha realizado rigurosas estrategias de mediación y educación artística. Acá una entrevista antes del “Au revoir”.

Naciste en Santiago donde estudiaste teatro en la UC, pero en Bordeaux, Francia, tu carrera fue profundizando las posibilidades de la narración oral y el teatro de calle. De ahí, se comprende bastante tu regreso a Valparaíso, pero ¿qué te impulsó a vivir en el Maule?

Venir a vivir a la región fue volver un poco al origen porque mi familia es maulina. Mi abuelo, mi abuela. Eso influyó mucho en mi decisión de venir al Maule y habitar su ruralidad. Eso fue el motor al llegar aquí.

Y esa apertura al mundo laboral y creativo, tan ligado a la música maulina ¿Cómo se desarrolló?

Mi trabajo en la región se asentó mucho en la relación con músicos y músicas, por eso no es un azar que “Historias para decir Adiós” tenga mucho de musical. A tres años de llegar, en 2017, comencé a trabajar con la Orquesta Clásica del Maule que para mí fue un trabajo súper importante. Hicimos los conciertos para niños y niñas en un trabajo mancomunado entre el Teatro Regional del Maule, y las seremías de cultura y educación. Un trabajo continuo y de mediación para la primera infancia. Esa labor se gestó aquí en esta región y está ligado a mi propia experiencia de vida como mamá; tuve aquí a mis hijos y eso me llevó a investigar sobre narración oral para la primera infancia, yendo a contar cuentos al colegio de Nicanor, mi hijo mayor; y en la sala cuna de Ismael, mi hijo menor. Eso se fue desarrollando hasta llegar a ser un trabajo de mediación artística para primeras infancias que fue una de las aristas más potentes de mi quehacer en el Maule.

¿Cómo fue tu experiencia en la narración oral que fue, además de tu estilo colaborativo, una de las marcas más visibles de tu trabajo en el Maule?. 

Como narradora oral pude vincularme a las infancias. Con mucho respeto hacia ellos, tocando temáticas que son fuertes y que muchas veces no se hablan: la muerte, la diferencia, la gordura… Temáticas potentes tratadas de manera sensible, porque los recursos de la teatralidad y la narración oral nos permiten acercar aquello que es complejo, a niños y niñas. Mi trabajo como narradora oral para adultos no tuvo un espacio, que sí lo tenía mucho en la quinta región. Acá se abocó más a las infancias en general.

Algo que te destaca es tu capacidad para armar equipos en cada uno de tus trabajos artísticos, y algunos te acompañan en tu concierto de despedida. 

Hubo muchos artistas asociados a mi compañía Pat’Coté. Por ejemplo, trabajé con Carolina Carrera en tres montajes distintos. Robert Cartwright, por otra parte; ha sido mi compañero de escena en los Conciertos para niños y niñas; en El Ogrito, una coproducción de TRM y Fundación Teatro a Mil; y en Estado de Sitios, un proyecto escénico con la Extensión Utalca en plena pandemia. También hay productoras asociadas al trabajo de la compañía en distintas aristas como Yaz Valenzuela, Loreto Aravena, Claudia Pérez, Ángela Bernal. Hicimos trabajo visual y técnico con Francisca Burgos y Marcela Larenas. Músicos como Pájaro Provinciano, Alejandro Cantillana, Gabriel Montt, Meret Mohr, también acompañaron mis creaciones.

Y ahora te despides en el Centro de Extensión de la Universidad de Talca, con un espectáculo de narración oral y música, que son Historias para decir Adiós. 

Lo que ocurre es que mi trabajo en la región se clausura con “Museo Contado”, una iniciativa que me permitió invitar artistas, músicos y narradores de la región para una intervención en la Galería de Arte NUGA,  y que cierra un proceso que se había iniciado hace mucho tiempo atrás con una intervención especial en la Sala Lily Garafulic junto a Carolina Carrera. En Museo me acompaña Valentina Soto, Rodrigo Calderón, Claudia Valenzuela y Alan Comicheo.  “Historias para decir Adiós”, significa un regalo y un placer para mí. Es contar algunos viejos cuentos, algunos muy poco contados. Es también cerrar un ciclo y abrir otros. Es una invitación a las personas a escuchar cuentos de forma presencial…También vamos a proyectar un texto que escribí en Pandemia y que se llama Besos y Abrazos. Es un video colaborativo con Francisca Burgos, Rob Cartwright  y Pájaro Provinciano. Es un trabajo de escritura mía que quiero compartir con el público de una forma amorosa.

¿Qué vas a extrañar de Chile laboralmente?

Todo lo que he mencionado antes, y además, la posibilidad de estar en muchas comunas de la región. Romeral, Empedrado, Constitución, Curicó, San Rafael, Villa Alegre, Linares, Hualañé, Curepto, y Pelarco, entre otros lugares. En algunas de ellas hicimos un bonito trabajo territorial de ir a narrar cuentos a espacios alejados de los centros urbanos. Trabajé con las universidades, con escuelas, con centros culturales y municipios. Fue un trabajo de hormiga donde defendí esta forma de trabajo, y finalmente resultó. Generamos una audiencia en narración oral que no es leer un libro, sino contar historias. Por supuesto que había narradores orales acá, antes de mí; pero de todas formas tuve que abrir harto camino.

Y ¿cuáles son tus expectativas de tu regreso a Francia?

Parto de nuevo a Francia a un territorio ya conocido. Voy a desarrollar mi trabajo como narradora oral hacia un público adulto y eso es una nueva etapa. También me llevo todas las historias de Latinoamérica y de la región del Maule, las que he recopilado en estos años y me las llevo para compartirlas allá. Así también voy a volver al teatro de calle; al espacio público, a habitar el espacio desde la escena, que es algo muy importante para mí. Este último mes es un cierre de compartir experiencias y saberes. Di un taller de teatro de calle en La Pala. Voy a dar otro de autoconocimiento y otro de metodología de bibliotecas humanas. Quiero compartir las experiencias que he desarrollado desde lo artístico y dejar esas semillitas aquí.

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