Revista Endémica

Especial

Investigadora, Crítica y Curadora de Arte: aliwen, construyendo su propia historia

Por Claudia Araya

En el marco de la última versión del Festival de Cine Felina, aliwen fue invitada a presentar el coloquio “Fiesta, disidencia y audiovisual en la transición”, hoy ha tomado un rol activo en el estallido social que vive el país, mediante su activismo LGTB y en la dirigencia gremial formando parte del comité directivo de ACA AG (Arte Contemporáneo Asociado Asociación Gremial).

Además, apoyó la difusión de Los Presos Políticos Mapuches de la cárcel de Temuco, por todo esto fue perseguida, incluso recibiendo amenazas por las redes sociales, por estas razones decidimos revisitar su entrevista justo antes de que comenzara la crisis social.

Por Cote Gómez

Si duda, nadie quedó indiferente al paso de aliwen (conocida antes de su transición de género como gastón j. muñoz j.) por la última versión del Festival Linarense de Cine Nacional e Internacional Felina, ya que nos sorprendió gratamente con su carisma y profesionalismo.

En nuestra conversación con aliwen, árbol en mupudungún, nos encontramos con una joven que pese a tener sólo 25 años, posee un bagaje cultural impresionante, mezcla de academia y cultura pop, lo que convierte a su persona en todo un personaje, por eso nuestro interés en conocer algo más de aliwen.

 

¿Cómo te fue en el Coloquio que diste en Talca, qué te pareció el público, cómo te sentiste en esta experiencia “Felina”?

Tuve una muy grata experiencia en Felina. Fue todo un honor para mi ser recibida por un auditorio repleto, con un grupo variopinto que constaba de personas jóvenes, en edad universitaria e incluso antes de la universidad, pero también un público más bien adulto. En el fondo eso fue bueno porque pudo dar varias perspectivas a la discusión grupal que se armó, en cuanto a los contenidos de la clase y a la proyección que pudimos hacer. Entonces a eso se le sumó una discusión muy animosa, muy respetuosa en donde se pudo discutir temas audiovisuales y de disidencia sexual que también derivó en otras temáticas incluyendo la contingencia política, incluso el conflicto mapuche.

Fue muy interesante para mí, como docente, como investigadora saber que los materiales que se exponen pueden tener una salida, una bajada en la actualidad.

 

aliwen, ¿cómo una persona de 25 años se convierte en crítica, investigadora y curadora? ¿Cómo se produjo ese acercamiento a la cultura?

Sí, tengo 25 años. Siempre he sido muy feliz de haber nacido en una familia de izquierda, muy letrada, de padre mirista de ascendencia mapuche que fue muy luchador, y que fue un hombre bastante abierto de mente para su contexto político, un hombre abierto con las disidencias sexuales y una madre muy reconocida por su trabajo como diputada por llevar temas de disidencia sexual y una mujer muy culta por lo demás, conocedora de no solamente la alta cultura y filosofía, sino también del pop y de lo mediático.

Fue en ese contexto que pude conocer muy tempranamente a Pedro Lemebel, o a Kena Lorenzini, personas que asistían a mi casa, en la parte sur periférica de Santiago. Tuve el placer de tener una infancia muy llena de estímulos intelectuales, pero que luego fue deviniendo en encontrarme a mí misma como persona.

Yo no siempre cabía en los círculos sociales. En el contexto de la Pintana, donde vivíamos, teníamos un claro privilegio cultural que nos separaba de la realidad al ir al jardín o al colegio.

Y luego, después de separados mis padres y emigrando de Santiago sur, por mi amaneramiento, mi tono de piel, mis ideas, más bien intelectuales y rebeldes, me interesaba el punk, la música popular, la moda, esos intereses no cabían en el círculo social tampoco. El haber vivido ese rechazo desde varios flancos, de no caber bien dentro de unas coordenadas identitarias establecidas, me ha ayudado a seguir mi búsqueda y mi lucha de investigar y dedicarme a lo mío con un sentido politizado donde me cuestiono cada lugar común, lo que me ha llevado a dar rienda suelta a mi curiosidad, viajar por todo Latinoamérica en instancias científicas de discusión, nutriéndome así.

Lo que más me interesa es como las minorías, las personas que están al margen generan su propia identidad y su propia cultura, sus propias expresiones artísticas, lo que me ha llevado a la deriva de los cruces entre las artes, la disidencia y la política en Latinoamérica.

 

¿Me puedes contar sobre tu participación en el video de Princesa Alba, “Convéncete” y este acercamiento al pop nacional?

Para mí fue un verdadero placer conocer a la Trini, Princesa Alba.

En mi adolescencia modelé y actué no sólo en Chile, sino en el extranjero. Tenía un aspecto bastante andrógino, muy esbelta con rasgos ambiguos, y también me vestía de forma muy ambigua. En esa época participé en algunos videoclip; “Cómo puedes vivir contigo mismo”, de Alex Anwanter, “Los Adolescentes” de Denver, “Primera Estrella” de Javiera Mena, era una suerte de It Girl de la escena under de Santiago.

Me encantaba faltar a clases e ir a fiestas en la época donde se escuchaba electro clash, y donde la música chilena subterránea tenía como un retorno y me divertí mucho. Me gustó mucho esta experiencia, pero me cobró la cuenta la vida de socialité y tuve que descansar un poco.

Después estudié historia del arte en la Universidad de Chile, y me dediqué rápidamente a investigar, publicar críticas, trabajar investigando en el MAC, y tenía otros focos, me dediqué a cultivar el intelecto, pero cada tanto se me llama para participar en alguno de estos proyectos y así justamente es que me llama la productora Fábula. La misma Princesa Alba, la directora del video Marialy Rivas y Fábula me contactan y me tratan de convencer a toda costa que participe en el video clip.

Fue un gusto agridulce porque el video ha tenido muy buen recibimiento. A harta gente le gustó verme en ese contexto, trabajar con gente como Tristán, un actor y músico trans muy talentoso, con quien nos conocimos en el video y seguimos charlando y surgió una bonita amistad, fue muy bonito. Pero en simultáneo yo dejé en claro a la producción que yo estaba haciendo una transición de género, por lo que les pedí que mi presentación fuera bastante femenina y estuviera acorde con mi intención y me encontré con algunos problemas.

Siento que quedé un poco como “la diva” porque estaba pidiendo un mínimo control sobre mi imagen, condiciones básicas para mi trabajo y debo decir que en Chile el audiovisual sigue siendo un medio súper machista. Fue un poco incómodo ya que hay resistencia en estos temas, una suerte de rechazo, igual para mi fue muy lindo trabajar con jóvenes y con la Trini, pero te encuentras con un circuito audiovisual que es crítico si eres exigente con la imagen que quieres proyectar. Agradezco a Iván Barría quien fue el maquillista de ese video, él se percató de la situación y fue muy atento de escucharme en lo que yo quería, lo que yo necesitaba y gracias a su maquillaje y el styling pude disfrutar esa experiencia del rodaje.

 

¿Cuál ha sido la influencia de tu madre en tu carrera?

Tengo que decir que la figura de mi madre es muy importante para mi vida, no sólo como figura mediática si no también como persona.

Con todo respeto, la verdad yo me aburro de responder esta pregunta porque me parece una falta de respeto que constantemente se busca este morbo de mi familia, normalmente en los medios suele ser mi mamá pero en otros círculos políticos es la relación con mi padre. Espero que pongas que me parece una falta de respeto que constantemente los medios estén tratando de vincularme con estas figuras que son mi familia, cuando yo tengo un trabajo super serio y sostenido durante años, que he demostrado una y otra vez en varias esferas y que también es distinto y se desmarca de ciertas líneas que han seguido mis ancestros. Sí rescata la rebeldía, lo combativo, pero también va por otra derivas que son más bien históricas y que son performáticas.

Hay en los medios cierto machismo, como una mujer trans mi presencia dentro de un circuito o si yo gano visibilidad, poder o cierta plataforma tiene que ser en paralelo con una historia de otro, cuando yo estoy construyendo ahora mi propia historia.

 

¿Cuál crees tú que es tu proyección en Chile o en el extranjero?

Mi proyección en Chile es muy difícil de saber, creo que las cosas en Chile están muy distintas, mejores. Cuando yo crecí había una sociedad muy obediente y traumatizada por los años oscuros de la dictadura, muy llevada hacia el consumo, con lo bueno y lo malo que eso acarreaba. Por un lado, un imaginario pop, un imaginario construido en nuevos medios, pero con una competitividad patriarcal que me parece muy nefasta.

Pero la Revolución Pingüina, la Primavera de Chile del 2011 o lo que está pasando hoy en las calles es también una vuelta de tuerca que está dando esta nueva generación para traer a la palestra nuevas formas de asociatividad y de hacer las cosas. Pienso en la solidaridad política que se ha visto en las marchas que ha sido linda y fuerte. Está demostrando que las cosas cambian.

Chile está dando una pelea muy importante y hay más interés por escuchar las historias de las personas que somos trans, que somos mapuche de ciudad, personas que hacemos un trabajo para poner en valor la historia de la izquierda, de la cultura disidente del país. Sin embargo, nos encontramos con que el campo de la cultura y las artes está super precarizado. Como dirigente del gremio Arte Contemporáneo Asociado, hemos podido diagnosticar como básicamente no hay trabajo, estamos obligados a competir por los pocos empleos que hay, por fondos concursables, teniendo que ganar la lotería para realizar nuestros oficios, así que yo la verdad creo que el cambio viene, pero muy lentamente.

Por lo mismo, me he ganado una beca para realizar mi postgrado el próximo año en Japón, en un lugar tan remoto como Asia y en un país que es muy distinto a Chile están más interesados en escuchar mi voz, en proyectar mi carrera.

Yo adoro este país, a pesar de los pesares, del etnoracismo, que no somos capaces de reconocer el estado mapuche, por eso yo estudio e investigo las cosas que suceden en Chile y Latinoamérica, pero yo no le debo nada a Chile y Chile no me debe nada a mí.

Tengo que estar en espacios en donde se pueda hacer las investigaciones o donde pueda inmiscuirme en los mundos que me interesa, pero donde eso también pueda significar la dignidad de material para poder vivir y subsistir y eso me hace pensar que probablemente ese espacio tendrá que ser fuera.

 

Por último y para no perder el norte, ya que estamos en Felina un festival de Cine.

¿Cuál es tu película favorita, aliwen y por qué?

Es difícil decir una sola película, se me viene a la cabeza “Tokyo Decadence” del director Ryu Murakami. Es una película de 1992, del género rosa del cine japonés, un género plagado de violencia, de excesos, imágenes pornográficas, un cine de mucha explotación, pero también muy reflexivo, sobre la debacle de la sociedad del consumo y la pérdida espiritual constante en la sociedad neoliberal y como se puede expresar a través de ciertas prácticas hedonistas, violentas y gore. Creo que es un filme tanto explícito como poético y que hace siempre reflexionar cuando se ve, una película que recomiendo que todos vean.

Pero también me gustaría hablar del cine chileno local, con “Empaná de Pino” de Wincy Oyarce y protagonizada por la performer Hija de Perra. Un clásico de culto del cine b chileno, es una suerte de thriller de bajo presupuesto muy divertido, que mezcla la cultura popular chilena con ciertos excesos pospornográficos.

Siempre que la veo me hace cuestionarme nuevas cosas y decir con esto que me recuerda la lucha de las personas seropositivas en este país. Es muy importante recalcar que hemos perdido a muchos artistas e intelectuales, como fue Hija de Perra, que no sólo era performer sino educadora sexual, debido a la negligencia médica en torno al VIH/Sida en este país.

Con estas dos películas invito a que sigamos reflexionando sobre el rol de las disidencias sexuales dentro del quehacer artístico en Chile y en el extranjero y mandar un mensaje de solidaridad, que veamos estos materiales fílmicos y los usemos para también cuestionarnos el rol que tenemos y tienen las personas disidentes dentro de la cultura local.

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